¡Akeome! Feliz año nuevo en japonés y en español. ¿Cómo estás? ¿Cómo lo llevas?
Te escribo esta mi primera cartita del año desde Japón. Sí, estoy aquí. Ahora mismo en concreto en Osaka.
He soñado tanto (dormida y despierta) con este momento que creo que por eso lo estoy disfrutando más que nunca. Sí, hemos venido ya 10 veces al país del sol naciente, pero cada una de ellas es única. No me canso. No hay manera de acostumbrarte y normalizar esto; la diferencia abismal respecto a nuestras costumbres y con nuestro día a día. Casi no importan los inconvenientes, como ese hotel de hace unos días entre dos vías de tren en el que la habitación casi se movía cada vez que de ellos pasaba. Llegó a parecerme y hasta divertida la situación. En otro lugar tal vez me habría dado un pelín (o mucha) rabia. Pero aquí no. Aquí uno no puede enfadarse por nimiedades como habitaciones convertidas en estación de tren. ¿No querías estar cerca de la estación? Pues toma. Ya decía yo que era un poco raro que en recepción hubiera tapones para los oídos entre las amenities.
Cuando compramos el vuelo para viajar a Japón, a finales de noviembre, no nos creíamos mucho que pudiéramos venir de verdad. Cuando tuvimos el pase de trenes, no nos creíamos que fuera real. En el coche, camino al aeropuerto, seguimos dudando. En el avión hacia París para transbordar seguía siendo raro. Durante el vuelo de 14 horas posterior solo intentamos sobrevivir al avión más cochambroso que hayamos visto, cortesía de Air France. Después aterrizamos, pasamos el control de COVID en el que nos atendieron un montón de jóvenes japoneses amabilísimos que manejaban nuestros propios móviles mejor que nosotros. Inmigración, maletas, aduanas, tren y llegada a Osaka.
Una vez que dejamos las maletas en el hotel, nos adentramos en Shinsekai para buscar un sitio y comer. En estos momentos en los que el jet lag azota fuerte crees que estás soñando y lo ves todo como entre nubes, medio borroso. Así que seguía siendo difícil creer que por fin habíamos vuelto, que estábamos aquí, que es cierto. Ni viendo la torre Tsutenkaku parecía real.
El segundo día paseamos durante 10 horas, dormimos cero unidades de tiempo (gracias Jet-lag), y a la tercera mañana, en un tren bala camino de Shikoku todo se hizo real. El cielo azul transparente, el sol dorado, el jardín Ritsurin, uno de los tres más preciosos del país... entendí que estaba pasando. Por fin había llegado a mi lugar favorito del mundo, por fin estaba en Japón y el aire frío me hacía tiritar. Quedaban cachitos de otoño, hojas rojas en algunos árboles y por el suelo.
Estoy documentándome para mi próxima novela sobre Japón en la Era Edo. Sigue siendo sin ser fácil…
Espero que estés teniendo un buen comienzo de año. Y ojalá este 2023 se porte bien con todos nosotros
En Instagram he subido algunas fotos, a lo mejor quieres verlas.
Nos leemos en un mes.
Gracias por seguir aquí.
¡Cuidate mucho!
Diez viajes al país del Sol Naciente,... razones laborales o simple placer por estar en un país tan apasionante? Yo no he estado nunca, es uno de los destinos que me gustaría ver, pero de momento tiene que esperar,...