Me pregunto cómo estás, cómo lo llevas, ¿qué tal la vida? Sí, así, a lo grande, LA VIDA. ¿Cómo la llevas?
Prometí escribir una cartita al mes. Febrero se está terminando y, como ves, he estado a punto de no cumplir mi promesa. Vaya tela con las promesas. Y es que, por mucho que nos quieran vender, querer no tiene que ser poder, intentarlo no es siempre conseguirlo, y no todas las promesas se cumplen. Pero ojo, no vengo aquí a deprimirte… esto era solo una reflexión sin más.
Estoy intentando gestionar pequeñas cosas, buscando la felicidad, que para mí es algo así como aprender a valorar el espacio que existe entre lo que quiero y lo que tengo. No en un sentido físico ni material, en un sentido global más bien. ¿Emocional? ¿Artístico tal vez? Y por eso el tiempo se me pasa volando, buscando, intentando encontrar, saber, comprender. Fácil no es, para qué nos vamos a mentir.
Quiero aprender de una vez a prestar atención al momento, no solo en un sentido de mindfulness (atención plena) que tan de moda está, sino a mi manera. Si estoy de paseo con unos amigos, intentaré que solo exista ese momento. Si me ducho bajo un chorro de agua bien caliente, quiero que eso sea lo que sucede en ese instante. Si empiezo a escribir un relato, no quiero pensar en nada más mientras lo haga. Los problemas seguirán ahí, la incertidumbre diaria, el caos. Pero yo no les prestaré atención salvo que sea imprescindible. ¿Que si es fácil? No. Atrévete tú a acallar la mente. A mí me sale regular, pero lo voy a seguir intentando.
Quiero abrir más y mejor los ojos. Mirar las flores de la plantita nueva que he adoptado, y ver cómo crecen. Quiero cocinar pizza y disfrutar del momento en el que toda la cocina huele bien. Quiero salir a pasear sin pensar en la vuelta. Quiero leer solo para disfrutar, y escribir solo para crear la historia que en ese momento me apetezca. Las expectativas las dejaré para otro momento. Expectativas en personas incluidas, porque oye, a veces las pongo tan altas que menudos porrazos me doy cuando caigo. No es que piense olvidarme de mis grandes sueños, qué va, es solo que quiero ir poco a poco. Quiero lanzar la hoja al río y ver cómo se la lleva la corriente, no imaginarme dónde terminará, qué pasará con ella, si se romperá, si alguien la encontrará y leerá lo que en ella hay escrito, o si acabará en el lecho de algún mar. Y sobre todo, dejar de creer que todo lo que sucede a mi alrededor podría haber sido de otra forma si lo hubiera pensado mejor, o antes, o dos veces, o…
Creo, por cierto, que me gustaría ser un poco más Peter Pan y menos Wendy. A ver si me sale bien.
Pasa un gran día, semana, semanas, y nos leemos pronto (no lo prometo, pero casi). 💜
A
PD: echo mucho de menos Japón. El viaje ha sido maravilloso y la vuelta a la realidad muy dura. ¿Cómo llevas tú estos primeros meses del año?
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