No te agobies con la alegría, por favor
"Mantén tu cara a la luz del sol y no verás una sombra". - Hellen Keller
Este 2024 ha volado🪽. Y a la vez ha sido eterno. Curioso, ¿verdad?
¿Tienes la misma sensación?
Hoy he estado mirando fotos de este año y me ha parecido que hacía dos días que había hecho las de enero, o las de este verano en Japón. ¿Pero ya hace tanto tiempo de eso? ¿En serio?
Por otra parte, ha habido semanas que parecían que no iban a terminar, sobre todo esas en las que los problemas del primer mundo no dejaban de importunar. Sé que la mayoría de las veces estas preocupaciones, cuando las miras con distancia, parecen pequeñas, pero cuando las estás sufriendo, madre, cómo pesan…
No quiero hacer un resumen de mi año, ya hemos ido hablando un poco de todo con el paso de los meses. Pero sí celebrar toda la gente nueva que ha llegado a mi vida, casi todas son mujeres. Y qué mujeres.
Tampoco quiero hacer propósitos para el 2025, eso me da entre pereza y miedo. Pereza de tener que ordenar todo lo que sé que quiero lograr, o aprender, o entender, y miedo porque no llegue a suceder. Así que lo dejo ahí, en modo niebla entre mi consciente y mi subconsciente y que la vida se encargue de que vaya llegando, con un poco de mi ayuda. O con mucha de mi ayuda.
¿Cómo te ha ido a ti? ¿Qué balance sacas? O, siendo menos técnica, ¿qué sensación de deja el 2024?
La otra noche salimos J. y yo con una pareja de amigos a cenar, y ella me contó su desastrosísimo 2024. Decía que no veía el momento de que terminase. Creo que a todo el mundo le pasa que, cuando llega el final de un año duro, queremos con todas nuestras fuerzas que se vaya. Nuestras esperanzas surgen de un cambio de número, de mes, de día, de año. Yo le dije a esta muchacha que seguro que el 2025 sería mejor para ella y para todos, porque el 4 es un número regular.
Bueno, en realidad le conté que el 4 en algunas culturas, como la china, es considerado un número maldito.
Resulta que 4 en chino suena «sì» que es muy parecido a como suena muerte, «sï» (hemos visto hoteles en China sin la planta 4, sin planta 14, 24, etc). Aquí tenemos la explicación de por qué el 2024 no ha sido amigable del todo. O ha sido horroroso. O no tan bueno como querríamos.
El título de esta carta de hoy no va sobre el número 4 ni sobre el 2024. En realidad, yo quería recordarte la importancia de que no te agobies con la alegría obligatoria que se supone que debes sentir estos días que vienen.
A veces no nos sentimos tan alegres como querríamos, otras nos ponemos tristes solo por pensar en lo felices que fuimos en otras fiestas como las que se acercan, sea por lo que fuere. Otras, vemos a nuestro alrededor una mesa llena de gente contenta, mientras por dentro nos falta esa luz, y encima nos sentimos culpables. Y hay días en los que estamos a solas, aunque sea casi ley que hemos de reunirnos con el ciento y la madre, y eso es lo que nos apena.
Pues no. No te agobies. Todo esto de la felicidad en esos días es inventado. Si estás feliz, ole tú, disfruta, celebra, ríe, canta, y sobre todo come y vaguea mucho (gran consejo, no me dirás que no). Pero si estás triste, deja a tu tristeza tranquila. Eso sí, recuerda que en algún momento, como ha venido se va a ir y recuperarás tu estado original, el que tenías antes del bombardeo de perfume, bolas de purpurina, canciones machaconas y luces cegadoras. Sea cual fuere ese estado original tuyo.
Antes de despedirme de ti hasta el año que viene, quería recordarte que, si te apenas mucho y no sabes levantar cabeza, puedes ver una película que te haga olvidarte del tiempo por un momento. Ya te hablé de Perfect Days, mi favorita de este año y quizá de la vida. Yo, como me poche, la pienso volver a poner, las expresiones del protagonista viviendo tan solo su día a día (de eso va la peli) son un regalo, y el guion, casi sin diálogos, la perfección. Además, disfrutar de Tokio en su estado más natural siempre apetece.
Cosas que me gustan de diciembre:
La gente va como pollo sin cabeza por la calle.
Hace, por fin, frío.
Hay muchos más bombones en todas las tiendas.
Puedes comer más bombones para que no se acumulen en las tiendas.
Los balcones de los vecinos se llenan de luces, están compitiendo en secreto para ver quién hace más daño a la vista.
Puedes ponerte bufandas y gorros.
El silencio de las noches en las que no hay celebraciones pactadas.
El relente (aquí lo llamamos “la pelúa”).
Las mantitas en el sofá.
Me despido por hoy, por la semana, por el mes y por el año. En 2025 nos leemos.
Espero tu respuesta si quieres contarme algo, o si te apetece saludar. Me encanta leerte. Tanto como escribirte.
Mientras tanto te deseo unos días felices, y si no llegan, pues no pasa nada.
Gracias por seguir aquí.
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