A mí también se me ha pasado volando enero, aunque si me paro a pensarlo, ha sido un mes de no parar. Entre el trabajo, los niños, la casa y algunas novedades que han ido surgiendo, siento que he estado en una especie de torbellino en el que los días han ido pasando sin darme cuenta. Parece que fue ayer cuando estábamos brindando por el año nuevo, y de repente ya estamos diciendo adiós a enero.
Me ha encantado leerte, como siempre. Me ha hecho sonreír esa sensación de intensidad que describes, porque me resulta muy familiar. Creo que vivir con intensidad es un regalo, aunque a veces haya quien no lo entienda. Sentir mucho, emocionarse con los pequeños detalles, reír fuerte, llorar cuando hace falta, sorprenderse con lo cotidiano… eso es lo que hace que la vida no pase de puntillas. Me ha gustado especialmente la parte en la que hablas de ese visitante inesperado en tu balcón. Hay momentos que parecen pequeños pero que, por alguna razón, se quedan con nosotros, y me gusta pensar que nada sucede por casualidad.
Espero que febrero nos traiga más momentos bonitos, más carcajadas, más conversaciones que se alargan sin darnos cuenta y más de esa intensidad que nos recuerda que estamos vivos. Gracias por compartir siempre tus palabras y tu manera de ver el mundo.
Qué bien escribes, cómo me gusta leerte, amiga mía.
Sobra la intensidad, ¿qué te voy a contar a ti que tú no sepas ya? Somos así y estoy contigo en que somos afortunadas por poder vivirlo todo al máximo.
Espero que este 2025 nos traiga algún reencuentro nuestro; tú y yo y unas carcajadas (¿algún bailecito?).
Crucemos los dedos para que febrero sea benévolo. Y para que el pajarito vuelva a visitarte muchas veces este mes :-D
Cruzo los dedos por las dos cosas. Qué grande sería. Gracias por venir, María.
¡Hola, Azucena!
A mí también se me ha pasado volando enero, aunque si me paro a pensarlo, ha sido un mes de no parar. Entre el trabajo, los niños, la casa y algunas novedades que han ido surgiendo, siento que he estado en una especie de torbellino en el que los días han ido pasando sin darme cuenta. Parece que fue ayer cuando estábamos brindando por el año nuevo, y de repente ya estamos diciendo adiós a enero.
Me ha encantado leerte, como siempre. Me ha hecho sonreír esa sensación de intensidad que describes, porque me resulta muy familiar. Creo que vivir con intensidad es un regalo, aunque a veces haya quien no lo entienda. Sentir mucho, emocionarse con los pequeños detalles, reír fuerte, llorar cuando hace falta, sorprenderse con lo cotidiano… eso es lo que hace que la vida no pase de puntillas. Me ha gustado especialmente la parte en la que hablas de ese visitante inesperado en tu balcón. Hay momentos que parecen pequeños pero que, por alguna razón, se quedan con nosotros, y me gusta pensar que nada sucede por casualidad.
Espero que febrero nos traiga más momentos bonitos, más carcajadas, más conversaciones que se alargan sin darnos cuenta y más de esa intensidad que nos recuerda que estamos vivos. Gracias por compartir siempre tus palabras y tu manera de ver el mundo.
Un abrazo enorme.
Querida Lourdes:
Qué bien escribes, cómo me gusta leerte, amiga mía.
Sobra la intensidad, ¿qué te voy a contar a ti que tú no sepas ya? Somos así y estoy contigo en que somos afortunadas por poder vivirlo todo al máximo.
Espero que este 2025 nos traiga algún reencuentro nuestro; tú y yo y unas carcajadas (¿algún bailecito?).
Un abrazo gigante.